Se cumple hoy un año del fallecimiento, a los 94 en Ranelagh, del más grande golfista de la Argentina, Roberto De Vicenzo, triunfador de 231 torneos en todo el mundo, y considerado uno de los mejores cinco deportistas argentinos del siglo XX.
El golf argentino perdió un día como el de hoy pero del año pasado a la joya más grande de su profusa historia. El Maestro, ganador del Abierto Británico de 1967 e inspirador de las siguientes generaciones de golfistas de nuestro país, falleció en su casa de Ranelagh al lado de sus seres queridos. El 21 de marzo de 2017 había tenido un accidente en su propia casa, lo que le provocó su fractura de cadera. Ese accidente derivó en una internación en el Sanatorio Modelo de Quilmes. Después de ese episodio, fiel a su personalidad, se mantenía lúcido y de buen humor, pero su estado de salud se fue deteriorando.
La familia De Vicenzo siempre vivió en el partido de San Martín, primero en Chilavert y luego en Miguelete. Allí, en la cancha de golf de Miguelete y en un entorno de carencias económicas, aprendió el oficio de caddie, pero su talento para este deporte y su fortaleza física terminaron prevaleciendo y trascendió en la elite del golf mundial.
Pero fundamentalmente, se ganó el corazón de todos después de reconocer su error en la firma de la tarjeta del Masters de Augusta de 1968, certamen donde marchaba como líder y terminó llevándose Bob Goalby. Hoy, todo el deporte argentino llora a un deportista de enormes valores.
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